Premios y Castigos
22 de Septiembre de 2022 por Jardín Infantil Pachakuti
¿Veásmoslo desde este punto de vista?
Imaginemos que nos comprometemos con nuestro hijo a darle un premio a cambio de algo ¿Qué le ofrecerías?.
Si le ofreces un dulce como premio, le estarás dando a entender que es algo bueno, pero cuando sea el momento de limitárselos y tengas que decirle: "no comas tantos que hace mal", le estarás dando el mensaje contrario. Esta incoherencia en el discurso es percibida por el niño, pero no alcanza a ser analizada con profundidad por lo que sólo les genera confusión y lo más probable es que se queden con la impresión de que: "no tiene sentido lo que me están diciendo".
Entonces cambiemos el premio por algo bueno o saludable, por ejemplo. "Si te comes toda la comida, saldremos a jugar a la pelota al parque", ¿y si no hace lo que le pediste lo privarás de salir a jugar a la pelota y lo dejarás encerrado viendo televisión?, ¿no es acaso nuestra obligación entregarles esos momentos buenos?.
Se han escrito muchos libros al respecto, algunos incluso dicen lo contrario. Nosotros los invitamos a leer "Bésame mucho" del Doctor en pediatría, Carlos González, Español, quién profundiza en este tema, desde esta mirada.
Conozcamos ahora un estudio que el Doctor ha mencionado en sus charlas
Se dividieron más de 300 niños en dos grupos, al primero lo dejaron en una sala y le ofrecieron un premio a cada niño, a cambio de pintar un dibujo, todos los niños pintaron el dibujo y luego recibieron el premio. Al segundo grupo simplemente los motivaron a pintar sin ofrecerles nada a cambio.
Al finalizar, los dos grupos se juntaron en un salón en común en donde habían muchos juegos y actividades para realizar, entre esas actividades habían mesas con papeles y lápices para dibujar y pintar, el estudio observó que ninguno de los niños que había sido premiado por dibujar en la sala anterior, optó por pintar un dibujo en la sala común, sin embargo, algunos de los niños que estaban en el segundo grupo, si optaron por dibujar en la sala común.
Una forma de ver estos resultados fue que si un niño es premiado por "algo", ¿por qué luego haría "ese algo" a cambio de nada?, mientras que para aquellos niños que lo hicieron a cambio de nada y luego siguieron haciéndolo en la sala común, fue simplemente porque les resultaba divertido.
Lo que preocupa, es que de seguro en el primer grupo, también había niños que se divertían mucho pintando, pero de igual forma no lo hicieron en la sala común, seguramente la situación generó un pensamiento similar a este: "me acaban de pagar por hacer algo, porqué lo haría de nuevo gratis".
Los castigos son aún más absurdos
"Castigar", "disciplinar", "restringir", "corregir", etc... independiente del nombre que los padres les puedan poner, el castigo, al igual que el premio, no genera el cambio de conducta que se busca realmente, si un niño le pega a su hermano mientras juegan y el papá dice: "te vas a tu pieza a pensar en lo que hiciste..." el niño obviamente obedece y se va a su pieza, pero ¿se va a pensar en lo que hizo?
Independiente de la edad y del contexto, el niño al ser castigado, sólo acumula rencor y frustración. Pero es muy poco probable que en su pieza encerrado, con su cerebro invadido por cortisol (hormona del estrés) pueda corregir esa situación, o ¿acaso esa situación no se vuelve a repetir?.
¿Qué se puede hacer entonces?
No se trata simplemente de lograr que hagan todo lo que les pedimos (obediencia), sino que lo hagan por convencimiento propio, porque comparten con nosotros, que lo que les estamos pidiendo que hagan es lo mejor para ellos, esa es la verdadera forma de motivar. Existe una charla de TED, que les compartimos más abajo y los invitamos a ver, en donde Jorge y Demián Bucay (dos expertos argentinos muy conocidos en el área) hablan sobre el tema, esperamos que les haga sentido y les sea de utilidad.